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Luz cálida o luz fría

El color de la luz es medida a través de grados Kelvin, la que denominamos temperatura del color. Las tonalidades se dividen en tres tipos: cálidas, que son amarillentas y están bajo los 3.300 grados Kelvin; las frías, que corresponden a tonos blancos entre 5.500 y 6.500 grados Kelvin y las neutrales, que son luces intermedias entre 3.500 y 4.100 grados kelvin. La luz cálida relaja y hace sentir a gusto. Por su parte, la fría sobreestimula.


Las luces cálidas cuentan con una mayor profundidad y énfasis de los detalles, mientras que las frías no diferencian relieves y aplanan la visual por su iluminación uniforme. Por lo general, las primeras son idóneas para zonas de lectura como salas de estar, bibliotecas o habitaciones con mucha madera.


Para que un ambiente cuente con las dos tonalidades, podemos integrar ambas luces. Por ejemplo, cuando se requiera una gran luminosidad, se pueden instalar luces frías que sobresalgan del cielorraso para que ilumine toda la habitación. Esto se puede complementar mediante luces de escritorio de luz cálida.



Estas combinaciones pueden brindar interesantes recursos decorativos. Sin embargo, siempre se debe tener en cuenta que la luz general debe ser suave, para evitar el deslumbre.


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